

HISTORIA
DEL
BUDISMO
Rito Funerario
El fallecimiento en la costumbre judía va acompañado de una serie de rituales que tienen por objeto honrar la memoria del difunto y llevar consuelo a sus deudos. El ser judío tiene un intenso amor por la vida, pero a la vez, siente un gran respeto por la muerte.
En el funeral judío, las personas afectadas a los ritos del duelo son el padre, la madre, el hijo, la hija, la hermana y el cónyuge. Para la religión judía, cualquiera de estos deudos se llaman Onen y están eximidos de las obligaciones religiosas, como de recitar oraciones en la mañana y la noche o colocarse tefilim, a fin de que pueda hacer los arreglos referentes al funeral. Luego del entierro el enlutado se denomina “Avel”.
la costumbre judía, hasta este momento el cadáver debe estar tapado, ya que exhibirlo es considerado deshonroso, y no se lo debe dejar solo. El ritual judío exige que a la cabecera se coloque una luz o vela en recuerdo de que “el alma es la luz del Señor” (Proverbios 12:21). También se acostumbra a cubrir los espejos y objetos de adorno para que ningún símbolo de lujo o de la vanidad del hombre aparezca en esos momentos. No se acostumbra a colocar flores a los muertos ya que estas son símbolos de vida.
PROHIBICIONES
RITUALES DEL JUDAÍSMO ANTE LA MUERTE
SIMBOLOS JUDÍOS
Para la costumbre judía, asistir a un funeral y acompañar los restos mortales es una de las mayores mitzvot del judaísmo.
En un ritual funerario judío, es de suma importancia que el entierro sea realizado lo antes posible, preferentemente el mismo día. La postergación solo es permitida si el objetivo es honrar al fallecido; aguardar la llegada de parientes cercanos que residan en otro lugar; por Shabat; Iom Tov o a fin de realizarlo en la tierra de Israel.
PRINCIPALES PRACTICAS FUNERARIAS
Posteriormente, se realiza la Keriá (rasgadura de la ropa que se está usando), que es la manera religiosa de expresar la amargura por la pérdida de un ser querido. Keriá es una expresión externa de las emociones interiores de aquellos que están de luto y es obligatoria para el padre o madre, hijo/a, hermano/a y los cónyuges.
Por la muerte del padre o madre, se acostumbra a hacerla en el lado izquierdo a fin de descubrir el corazón; mientras que por la muerte de los demás parientes se acostumbra a hacerla en el lado derecho.
Culminado este acto, se recita la oración El Male Rajamin, en recuerdo del alma del ser querido que se ha perdido y se dice el Kadish. Luego, el cuerpo es llevado para ser enterrado.
Al llegar los familiares y amigos al lugar escogido deben, inmediatamente, bajar el ataúd a la fosa.
Las personas que echan tierra en la sepultura deben tener cuidado de no pasarse la pala de mano en mano, sino que deben dejarla en la tierra para que la otra persona la tome de allí.
Esto simboliza la voluntad de no transmitir desgracias a otra persona. También se acostumbra a colocar una pequeña piedra o un puñado de tierra sobre la sepultura y despedirse del muerto antes de retirarse.
La obligación de enterrar a los muertos en la tierra tiene su origen en la Biblia “... pues polvo eres y al polvo volverás”. (Génesis2:19). Por este motivo, la ley judía prohíbe los entierros en mausoleos y las cremaciones.
A la salida del cementerio, en cualquier ocasión, se procede al lavado de manos ritual (Netilat Iadaim). De este modo se aleja simbólicamente la impureza creada por el contacto con la muerte.
Duelo
La semana de Luto (Shivá)
Shloshim
Avelut
Oraciones y rituales
Ritual de las piedras
Duelo
La ley judía estipula tres periodos sucesivos de luto, que disminuyen gradualmente su intensidad: Shivá (primeros seite días de luto); Shloshim (treinta días después de la muerte) y Avelut (doce meses hebreos desde una muerte).
La semana de Luto (Shivá)
La shivá comprende los siete primeros días inmediatamente después del entierro y sirve para ayudar a las personas enlutadas a enfrentar el fallecimiento acontecido.
La forma más apropiada de observar la Shivá es que la familia esté reunida en la casa del fallecido.
Es una mitzvá organizar en la casa de los enlutados un Minián para recitar el Kadish tres veces por día: Shajarit, Minjá, Maariv. De no ser esto posible, el enlutado debe trasladarse a un templo para rezar y pronunciar el Kadish.
Durante este periodo está prohibido asistir a fiestas.
Shloshim
Luego de la Shivá los enlutados ingresan en la etapa del shloshim. En este periodo, los dolientes retornan a sus actividades normales, aunque siguen privándose de algunas cosas en señal de respeto y dolor. No se pueden cortar el cabello, ni asistir a celebraciones de ningún tipo.
Tradicionalmente, se visita el túmulo en el día 30. Después de ese día el luto deja de ser obligatorio, a no ser en caso de fallecimiento del padre o la madre.
Avelut
Es el tercer periodo de luto, observado exclusivamente por la muerte del padre o de la madre. Se inicia a partir del shloshim y se extiende por doce meses hebreos, hasta el primer aniversario del fallecimiento (y no del entierro). Concluidos los doce meses, está prohibido continuar con las prácticas o abstenciones que simbolicen una continuación del luto.
Oraciones y rituales
Durante la ceremonia, la lápida se cubre con una tela negra. El rabino o un miembro de la familia del difunto quita esta tela para inaugurar la lápida; además, el rabino y los dolientes recitan salmos. A menudo se expresan discursos panegíricos. También se recita el kaddish, oración judía para el luto. En las ceremonias más tradicionales, el kaddish se recita sólo si hay más de diez miembros de la comunidad presentes durante la inauguración de la lápida.
Ritual de las piedras
Cuando termina la ceremonia de inauguración de la lápida, los dolientes colocan pequeñas piedras sobre la tumba y alrededor de ella a medida que salen del cementerio. Esta práctica indica que esa lápida recibió visitas. El origen de este ritual es controversial: algunas personas creen que se debe a que las piedras, a diferencia de las flores, no mueren ni se vuelan; otros creen que refleja el ritual de escribir oraciones en el Muro de las lamentaciones en Jerusalén y colocarlas entre las piedras del muro.
LA AUTOPSIA: a está prohibida, si el país donde reside la requiere, deberá ser lo menos invasiva posible, se hará sólo en casos excepcionales. Y los órganos y sangré deben enterrarse juntó con el cuerpo. No se embalsaman
los cuerpos , ya que deben quedar con todos sus órganos intactos, incluso con la sangre, ya que al momento de la resurrección requerirá de un cuerpo.
No se acostumbran las cremaciones por las mismas razones que lo anterior, sólo bajo tierra en ataúd de madera y con orificios para favorecer la incorporación con la tierra.
El cuerpo nunca se deja solo , hasta el momento del entierro. Siempre esta acompañado de los guardianes (grupo de personas de la comunidad que se ofrecen a esa tarea).
Los guardianes, ni nadie debe comer, beber, ni realizar ninguna actividad en presencia del fallecido.
No se colocan joyas ni adornos, ya que el fallecido será juzgado por sus acciones no por sus riquezas materiales.
El cuerpo del fallecido no se muestra para no exponerlo a amigos ni enemigos.
No se usan flores durante la velación ni en el sepelio , ya que ellas simbolizan vida y festividad, acostumbran dejar una piedra al visitar la tumba.
No se reciben visitas o llamadas de condolencia hasta después del sepelio y pasada la primer cena después de este.
No se permite música a durante el servicio funerario.
Durante el periodo de luto no se debe asistir a ningún lugar donde haya música.
Los 7 primeros días no salen de sus casas,
reciben apoyó de la comunidad y las visitas deben ser respetuosas y hablar sólo bondades del fallecido, honrar su vida.
Los 30 días , no se oye música, no se afeitan, no se cortan el cabello, no maquillaje, no se hace nada que pueda interferir con la idea de conectarse con el dolor de la pérdida.
Durante 12 meses solo los hijos del fallecido no asistirán a celebraciones y recitaran todos los días el kaddish (exaltación a Dios). Está prohibido mostrar señales de luto formal después de los 12 meses, ya que eso denotaría falta de confianza en la vida por venir. En el cementerio: No se come, No se bebe. No se hacen conversaciones de broma o burla acerca del difunto, No se duerme, No se hace uso de las tumbas de ninguna forma recargares, sentarse, sacar partes de ellas del cementerio), No se da a pastar el césped del cementerio
Cuando se llega al cementerio se realiza la Tahará (baño ritual), en el caso de que el cuerpo aún no haya sido lavado y purificado. Luego se colocan los Tajrijim (mortajas blancas) y para el hombre, además, se coloca el Talit que usó en vida. Las mortajas señalan la igualdad absoluta que existe entre todos los seres humanos en el momento de la muerte.
Luego de la Tahará se lleva a cabo una breve ceremonia donde se pronuncia Tziduk Hadin (la aceptación de la Justicia del decreto Divino). En esta ocasión es costumbre que el rabino pronuncie unas reflexiones sobre el tema de la muerte y sobre la persona fallecida.
judaísmo en México
Los primeros judíos que llegaron a México lo hicieron de España, con Hernán Cortés, en 1519. Dos de ellos, Hernando Alonzo y González de Morales, fueron acusados de "judaizantes" y quemados en la hoguera, en un auto de fe, en 1528. Es de notar que la Inquisición en México aún no se fundaría sino hasta el 4 de noviembre de 1571.
Los criptojudíos provenientes del sur de España, entre ellos la familia Carbajal, al ser descubiertos por la autoridades de la jerarquía católica decidieron inmigrar al norte de la Nueva España, donde fundaron la ciudad de Monterrey. Una de las muchas tragedias contadas por esta comunidad es el martirio de Doña Isabel de Carbajal, juzgada por denominarse a sí misma practicante del judaísmo ante el Santo Oficio.
Durante el siglo XVI llegaron judíos conversos (llamados también marranos o cripto-judíos) a costas mexicanas, que escaparon de la Inquisición y/o con ambiciones económicas iguales a las de sus contemporáneos gentiles. Ellos continuaron siendo perseguidos por la Iglesia durante otros 300 años.
Al finalizar la Guerra de Independencia, en 1821, se abolió la Inquisición; sin embargo, la religión católica fue declarada religión única y oficial de la nueva nación.
A pesar de no poder declarar su fe en público, algunos descendientes de los cripto-judíos siguieron practicando costumbres mosaicastales como el descanso el sábado, la abstención de la carne de cerdo, el prendido de velas el viernes por la noche y el rezo a HaShem. En el año de 1880 el señor Bonifacio Laureano Noyar comenzó a organizar una comunidad de descendientes de judíos conversos y llamó a todos aquellos que practicaban los rituales arriba mencionados.
Así, en 1920, se fundó la llamada Congregación Kahal Kadosh Bnei Elohim en Venta Prieta, una colonia de Pachuca, en el estado de Hidalgo. La primera sinagoga sefaradí se construyó en 1923, después del movimiento revolucionario, en la calle Justo Sierra 83 del Centro Histórico de la ciudad de México. Entre los años de 1825 y 1860 llegaron a México judíos alemanes y de la Europa Occidental. El 4 de diciembre de 1860 el presidente Benito Juárez decretó la libertad de cultos y al año siguiente los judíos europeos en la Ciudad de México alquilaron una sala para llevar a cabo los rezos del año nuevo y Yom Kippur. Fue la primera vez que se hacía un rezo en forma abierta. Entre los años de 1864 y 1867, durante el Segundo Imperio Mexicano, gobernado por Maximiliano, emigraron a México judíos franceses, belgas y del austrohúngaros.
A finales del siglo XIX, comenzaron a inmigrar judíos sefaraditas, principalmente de Siria (Damasco y Aleppo), así como de Turquía. Abrieron la primera sinagoga del país en 1912 (ver más abajo). A partir de ese año, continuaron llegando judíos sefarditas provenientes de la región de Siria, y hacia 1924 algunos más de Europa Oriental, en algunas ocasiones desviados hacia México debido a la entrada en vigor de la ley Johnson de los Estados Unidos. Tras la invitación hecha por el ex presidente Plutarco Elías Calles llegaron al puerto de Veracruz más de 10,000 judíos askenazí provenientes de Polonia, la Unión Soviética, Alemania, Italia, la República Checa, Eslovaquia, así como sefaraditas de Turquía.
Los judíos recién llegados trabajaban como vendedores ambulantes, boleros, aboneros y en otras muchas actividades en el centro de la Ciudad de México y en ciudades como Puebla, en el puerto de Veracruz, Córdoba y Guadalajara. En 1912 se fundó la primera organización judía, llamada Alianza Monte Sinaí, y en 1923 la congregación queda registrada de manera oficial como asociación civil. Se reunieron judíos sefarditas para construir su primera sinagoga en 1927, llamada Redefe Sedek; en 1941 se construye la sinagoga azkenasi Nidje Israel. Durante la Segunda Guerra Mundial fueron pocos los judíos que pudieron llegar a México como consecuencia de las persecución nazi.
En 1931 se publica el primer periódico judío de la ciudad de México (El Camino) en idioma yidis.
Paulatinamente, algunos de los miembros de la comunidad judía se convirtieron en comerciantes establecidos e industriales. Los primeros inmigrantes de esta comunidad vivieron en vecindades del Centro Histórico de la Ciudad de México (en barrios populares como La Merced y Tepito).
Hoy en día se encuentran entre ellos empresarios, comerciantes e intelectuales (académicos, artistas y científicos) que se han establecido sobre todo en colonias como Hipódromo-Condesa, Bosques de las Lomas, Polanco, Lomas de Chapultepec, Santa Fe, Ciudad Satélite ,Interlomas y las Lomas de Tecamachalco en Huixquilucan, Estado de México.
En septiembre de 2001 se calculó que la población judía del país era de 50,700 personas, el 90 por ciento de los cuales radicaban en el Distrito Federal y sus alrededores, con 28sinagogas.
El 10 por ciento restante (unos 5,000 judíos) se encuentran repartidos en pequeñas comunidades en Huixquilucan y Naucalpan (Ciudad Satélite y Echegaray), también en las ciudades de Guadalajara, Zapopan (estas dos ciudades del estado de Jalisco), Monterrey, San Pedro Garza García (estas dos ciudades del estado de Nuevo León), Puebla de Zaragoza (en el estado de Puebla), Tehuacán (Tehuacán, Puebla, México), en las colonias Venta Prieta y Zona Plateada de Pachuca en Hidalgo, Oaxaca de Juárez (en el estado de Oaxaca), Mérida (en el estado de Yucatán), Culiacán y Mazatlán (en el estado de Sinaloa), Nueva Rosita y Saltillo (en el estado de Coahuila), Zacatecas (en el estado de Zacatecas), puerto de Veracruz, Córdoba, Tierra Blanca y Coatzacoalcos (en el estado de Veracruz) Cuernavaca (en el estado de Morelos) y Cancún (en el estado de Quintana Roo).
Cabe hacer mención que un grupo bastante nutrido para la época (1912) se estableció en el Empalme, Tamaulipas, de donde obtuvo el nombre debido a la aglomeración que éstos causaron (antes se llamaba poblado Manuel Altamirano). Éstos construyeron una sinagoga que ahora es reconocida por su arquitectura peculiar y que contrasta con las viviendas del poblado, la cual está ubicada en el centro del poblado, a un lado de la plaza del pueblo. Según el censo de población del 2010 del INEGI, había 67 476 judíos en México. El 32 por ciento, en el Estado de México y el 30.2 por ciento residían en el Distrito Federal; y el 38 por ciento, en el resto del país